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Insignias episcopales

    La MITRA: Significa la “preeminencia en la santidad”. Nos explicamos: San Juan Crisóstomo dice en un texto que el rey Saúl sobresalía entre los demás por su buena estatura. Este texto fue utilizado posteriormente como metáfora para decir que el obispo debe  sobresalir de entre los demás en la santidad. Así como al vestir la mitra se realza la altura entre la multitud, debe ocurrir lo mismo en la santidad. El ritual de la ordenación es suficientemente explícito cuando dice al nuevo obispo, en el momento en que se le impone la mitra: “Brille en ti el resplandor de la santidad, para que, cuando aparezca el Príncipe de los pastores, merezcas la corona de gloria que no se marchita”. Tengamos en cuenta que la autoridad en la Iglesia no está ligada infaliblemente a la santidad. Una cosa es tener la máxima autoridad en la Iglesia y otra cosa es ser santo. La Iglesia le recuerda al obispo que la auténtica corona no es la de los reyes, que simboliza el poder en este mundo, sino la corona de santidad. Por lo tanto, la mitra es un recuerdo de que la autoridad y la santidad se funden en el ministerio episcopal. De hecho, en Cristo, autoridad y santidad eran una sola cosa. La mitra, por lo tanto, es un referente para que valoremos la santidad sobre todo. Es como una flecha que apunta al Cielo. Es el ornamento usado por el Papa, los Obispos y Abates de la Iglesia.

    El SOLIDEO: Es una prenda episcopal usada únicamente por el Papa, los Cardenales y los Obispos. Su color varía conforme al cargo de quien lo está usando: el del Papa es blanco, el de los Cardenales rojo y el de los Obispos es morado. Lo usan sobre la cabeza en las principales ceremonias como signo del episcopado.

    El BÁCULO: Es el signo exterior de la tarea pastoral del obispo, quien en nombre de Cristo apacienta a la Iglesia de Dios. Llevando en su mano el cayado del pastor, el obispo debe congregar al rebaño que le ha sido encomendado, conduciéndolo con actitud de servicio y distinguiéndose por su espíritu de amor y de preocupación para con todos. No olvidemos que el cayado del pastor sirve también como garrote firme con el que ahuyentar a los lobos y otros enemigos del rebaño.

    La CRUZ PECTORAL: Es la cruz que pende del pecho con una cadena. Recuerda la Pasión del Señor, como momento supremo de su entrega por la redención del mundo. El obispo, al portar siempre sobre sí la cruz bendita, se siente invitado a hacer suyas las palabras de San Pablo: “Estoy crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2, 19).  No  se trata de una serie de palabras poéticas; ya que para realizar este misterio de identificación con Jesucristo, el obispo debe disponerse a “crucificar” al hombre viejo que todos llevamos en nosotros. Sus criterios, sentimientos, decisiones, silencios, etc. deben todos ellos estar purificados por la cruz del Señor. (Si el pectoral no suele ser entregado dentro de la ceremonia de ordenación episcopal, se debe a que no es privativo de los obispos. En efecto, muchos cristianos llevan desde su infancia una cruz colgada al pecho y el significado de esa cruz es similar al que hemos explicado. Lo cual no deja de implicar que este distintivo externo alcanza una particular significación en el obispo.)

    El ANILLO: Simboliza el desposorio del obispo con la Iglesia, a la cual entrega toda su vida con una fidelidad incorruptible; con paciencia incansable y sin descuidar la gracia que le ha sido conferida. El obispo es un enamorado de Cristo que debe procurar que la humanidad entera se enamore también del Señor. Para que esto sea posible, el obispo debe seguir el consejo de San Pablo: “Los obispos deben ser modelo para sus cristianos”. Por la plenitud del Sacramento del Orden, la vida del obispo queda consagrada a alimentar y enriquecer a su Iglesia, de la misma forma en que él es amado con amor de predilección.

    El PALIO: Es una insignia propia del Papa y de los Arzobispos. El significado del Palio, antiquísima insignia episcopal confeccionada con lana de corderos, es ilustrado por varios testimonios de los Santos Padres. Simeón de Tesalónica escribe: «El palio indica al Salvador que, encontrándonos como la oveja perdida,  la carga sobre sus hombros y, asumiendo nuestra naturaleza humana en su Encarnación, la diviniza; con su muerte en la cruz nos ha ofrecido al Padre y con su resurrección nos ha exaltado». Esta es entregada por el papa.

    El Palio está tejido con lana de corderos y ovejas. Es una faja de lana blanca con seis cruces negras, es una insignia honorífica y jurisdiccional. El Papa en la actualidad lo usa en vez de Tiara (tres coronas). El Arzobispo residencial que haya recibido ya del Romano Pontífice el Palio, lo lleva sobre la casulla, dentro del territorio de su jurisdicción.

    CAPA MAGNA: La Capa Magna, violácea, sin armiño, sólo puede ser usada por el obispo en su diócesis y en las festividades más solemnes.

    HÁBITO CORAL: El hábito coral del obispo, tanto en su diócesis como fuera de ella, consta de sotana color morado, una banda de seda del mismo color con los flecos de seda, roquete, muceta de color morado, cruz pectoral sostenida sobre la mucetas por un cordón color verde, solideo color morado y bonetes del mismo color.

    LAS VESTIDURAS SOLEMNES FUERA DE LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS: La vestidura del obispo en circunstancias solemnes, fuera de las celebraciones litúrgicas, consta de: sotana negra adornada con ribetes, ojales, botones de color morado, faja de color morado con flecos de seda y una capa corta (esclavina), también adornada con ribetes morados.