La tutela de menores y adultos vulnerables, ha sido siempre una de las prioridades de nuestra Iglesia diocesana. Todos nuestros ambientes deben distinguirse por ser ambientes seguros en los que las familias, católicas o no, puedan sentir confianza y paz de dejar a sus hijos para que sean amados, acompañados y educados integralmente en medio de la comunidad cristiana.
La posición de la Iglesia es clara: el abuso sexual infantil es un crimen que debe sancionarse con toda la fuerza y rigor de las leyes: canónica y civil.
Los obispos de México somos conscientes de las graves consecuencias del abuso sexual infantil en nuestro país y de la enorme responsabilidad que todas las instituciones tenemos en el tema de la prevención y atención, resuena en el seno de la Iglesia Católica la exigencia del Papa Francisco de “cero tolerancia” y “nunca más” a la cultura del abuso y al sistema de encubrimiento que le permite perpetuarse.
En nuestra Arquidiócesis, este Consejo está formado por un equipo multidisciplinario. Este consejo busca responder a la necesidad que tenemos de transparentar la manera en la que enfrentamos los delitos contra menores, estableciendo normas claras para que todos estén verdaderamente protegidos, organizándose en tres áreas: educativa, de acompañamiento y legal.
Su naturaleza es de prevención, detección, apoyo y atención en casos de abuso sexual infantil en el ámbito eclesial, particularmente en el diocesano.