MENSAJE DEL SEÑOR ARZOBISPO DE PUEBLA
DE LOS ÁNGELES, S. E. VÍCTOR SÁNCHEZ ESPINOSA.
A TODOS LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS, RELIGIOSAS
Y FIELES LAICOS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE PUEBLA,
CON MOTIVO DE LA PEREGRINACIÓN ANUAL A LA INSIGNE
Y NACIONAL BASÍLICA DE GUADALUPE.
Estimados hermanos y hermanas:
Reciban un paternal saludo, acompañado de mis sinceros deseos de salud y paz, sobre todo en estos momentos de tanto sufrimiento y dolor en las familias, causados por la pandemia que a nivel mundial estamos enfrentando.
Es una tradición ya centenaria que, en esta fecha, 12 de febrero, la Arquidiócesis de Puebla peregrine al Santuario del Tepeyac, pues desde hace 130 años somos llamados acudir puntualmente a la cita con nuestra amada Madre, Santa María de Guadalupe. Nuestro pensamiento y nuestro amor se dirige ahora hasta su casita del Tepeyac, hasta esa casita que ella pidió, para que desde allí derrame sobre sus hijos auxilio, ternura y compasión.
Este año, a causa de la crisis sanitaria, no hemos podido asistir físicamente, pero en nuestro corazón está la alegría de tantos rostros que, después de ir caminando o corriendo, en bicicleta o a caballo, en familia o con su parroquia, llegan desde todos los rincones de nuestra Arquidiócesis y se postran llenos de devoción, y con sonrisas o con lágrimas, elevan sus oraciones confiadas a la Morenita, seguros de que ella no deja de escuchar a sus hijos. Hoy, desde nuestras casas peregrinamos espiritualmente hasta su santuario y hacemos, en este día, de cada casa un Tepeyac, donde ella nos visita.
A pesar de las dificultades que seguimos enfrentando desde hace ya casi un año, cuándo inició en nuestra patria la contingencia sanitaria, no podemos dejar de agradecer la fidelidad de Dios y la constante intercesión de nuestra madre. Y nuevamente ponemos en su Inmaculado Corazón nuestra Arquidiócesis, pidiéndole que siga velando por nosotros, por los Obispos, Sacerdotes, la vida Consagrada, nuestras Parroquias, nuestras Familias y particularmente por nuestros hermanos y hermanas enfermos. Le pedimos también qué alcance la misericordia de Dios, el descanso eterno para nuestros hermanos difuntos, víctimas de esta terrible enfermedad.
Quiero agradecer al Señor Cardenal Don Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México y al Rector, Señor Canónigo Salvador Martínez, el que nos reciban en este Santuario. Agradezco también a los Señores Canónigos del Cabildo de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, que celebran la Santa Eucaristía por nuestra Arquidiócesis de Puebla, particularmente al Señor Canónigo Juan de Dios Olvera, que preside esta celebración. Es un signo de unidad fraternidad en nuestras Iglesias particulares, que el Señor les recompense su caridad y cercanía.
Una vez más levantamos nuestros ojos, para encontrarnos con la mirada maternal de nuestra Señora y resuenan en nuestros oídos y en nuestros corazones, sus palabras llenas de amor: "No sé turbe tu corazón no temas ninguna enfermedad o angustia ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?".
"Madre nuestra de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quién se vive, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y acogen nuestra plegaria.
Hoy ponemos en el cruce de tus brazos a esta iglesia que peregrina en Puebla, pidiendo tu maternal intercesión por cada uno de nosotros.
Ponemos en tu regazo a nuestros Pastores, Nuestras Familias, Nuestros Enfermos y al personal de Salud que lucha incansablemente contra este virus que acecha al mundo. Intercede por Nuestras Autoridades, para que, con sabiduría y prudencia, tomen las mejores decisiones, para el bien de Nuestro Estado de Puebla.
Sigue velando por las vocaciones que tu Hijo ha sembrado entre nosotros a manos llenas, te encomendamos a Nuestros Seminaristas, a los candidatos al Sacerdocio, a los llamados a la Vida Consagrada y a los Novios que formaran nuevas familias.
Acogen nuestras oraciones por nuestros hermanos difuntos, especialmente por los sacerdotes que han fallecido durante este año, son tantos, recíbelos como recibiste en tu seno a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, acompáñanos e intercede por nosotros, para que, con tu guía maternal, caminemos cada día al encuentro de Jesucristo, Nuestro Redentor”.
Puebla de los Ángeles, 12 de febrero de 2021
+ Víctor Sánchez Espinosa
VIII Arzobispo de Puebla